La Amistad

Guillermo Alessandri

La amistad es un valor, muy distinto al amiguismo.

Los amigos, hermanos fraternos, compañeros de este viaje maravilloso que llamamos Vida son aquellas personas que se convierten en una parte de ti, una extensión de ti mismo entrelazándose con el otro, el paso firme y sincero de vincularnos desde la personalidad, para desvanecer esas primeras formas y  enlazarnos juntos en el entretejido multicolor de almas.

No sabemos cuándo ni cómo comienza la amistad con alguien, pero hay algo que nos llevó a estar cerca de esa persona, que nos magnetizó desde lo inconsciente hasta lo consciente. Pasar tantos momentos juntos… desde conocernos, compartir, hacernos cómplices de aventuras, sincerarnos por los errores, las palabras de aliento, los abrazos, la paciencia y la ternura, las verdades más crudas, el perseguir sueños similares, el valor que toma cada charla profunda y reveladora de tanto mundo interno similar y parecido al mío. Su proceso es mi proceso y arribar juntos a la contraparte superior de cada ciclo, escuchándonos con respeto, llena de energía y admiración por el otro.

Esperar con ansias el volver a compartir ese espacio que nos acoge, que nos potencia en el amor, que nos une. La alegría de reencontrarnos es la magnífica poción que contiene la felicidad, el respeto y agradecimiento por continuar caminando individualmente pero juntos, siempre desde el corazón. Formar esa malla invisible que nos mantiene entrelazados en la búsqueda incesante de la evolución.

En este camino, sondeamos el corazón de los hombres que serán parte de nuestra vida, aquellas personas que decidimos incorporar en nuestro corazón y aquellas que ya son y serán parte de ese lugar para siempre.

La amistad nos permite conocernos a nosotros mismos. Ellos, mis hermanas y hermanos, son mi propio espejo, al verlos los reconozco como una parte de mi, somos semillas tan diversas que habitan en un mismo jardín, semillas que dan sus más exquisitos frutos. La misma tierra nos contiene para que germinemos allí las magnas virtudes del Ser.

Con ellos aprendo y me fundo, los escucho atentamente, los valoro por lo que son, sus exquisitos dones que iluminan tantas otras Almas como la mía.

La alegría de compartir un mismo sendero, el amor que nos sella con nuestros amigos y el hecho de desencontrarnos algún tiempo, no es impedimento para volver a casa nuevamente, porque el Amor que sentimos por ellos nos imanta al reencuentro, el valor sagrado de la amistad perdura imborrable en nuestro corazón.

La Amistad como valor tiene la cualidad de lo eterno, es el auténtico receptáculo de transformación, por eso contiene en sí el peso de tantas verdades que debemos saber llevar y callar con un amigo. Muy lejos está de lo efímero e hipócrita del amiguismo que encierra la ilusión de los “amigos”, cuando en realidad no son más que relaciones momentáneas, pasajeras, por conveniencia, interés o provecho personal.

Símbolo de nobleza, lealtad, sabiduría… la amistad cala con su innegable fuerza  hasta las raíces más profundas, fortalece el espíritu de la entidad y colma de donosura, amor y agradecimiento a cada una de las partes, que se potencian y revitalizan con la cálida y afectuosa luz de cada encuentro.

Cuando nos entregamos de corazón a nuestros amigos, cultivamos juntos la  compasión, servimos sin miedos y sin restricciones, asumimos con pasión el cuidado por el otro, arriesgamos los más preciados tesoros y confiamos plenamente en que siempre, pase lo que pase, estará todo bien.

Porque la presencia del otro, le da sentido y valor a mi propia existencia, el Amor  nos conecta, amalgama y expande, y en él  descubrimos, comprendemos y apostamos por las respuestas más exactas y maravillosas que contiene el auténtico emblema de la Hermandad.

Jimena Rodríguez

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2 respuestas a La Amistad

  1. Muy bello jime!!! por eso mis amistades las cuento con los dedos de mi mano!!! y me hacen feliz! Ah, y me encanta como escribís!!! sos lo más jime!

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